Qué es la inversión sostenible

Cada vez son más los que tienen conciencia ecológica y sostenible, y esa conciencia la aplican a todas las facetas de su vida. Así, no solo cuidan del medio ambiente en su día a día reciclando, por ejemplo, sino que también aplican estos criterios de sostenibilidad a sus inversiones y otras decisiones económicas.

Así pues, a través de la inversión sostenible, los inversores tienen por objetivo conseguir un mundo mejor y una mejor utilización de los recursos, haciendo del planeta un lugar que poder dejar a generaciones venideras.

Qué es la inversión sostenible

La inversión sostenible o responsable es una forma de entender la inversión en la que no solo se tiene en cuenta la rentabilidad o el riesgo en una operación de inversión, sino que también se tienen en cuenta los factores medioambientales, sociales y de gobierno corporativo. Esto quiere decir que el inversor no está interesado solo en ganar el máximo dinero posible, sino que también quiere invertir su capital en aquellas organizaciones empresariales que tienen un impacto positivo en la sociedad o en el medioambiente.

Teniendo en cuenta lo anterior, podemos determinar que la inversión sostenible tiene tres características principales:

  • Invertir en empresas que se adapten mejor a los cambios sociales y medioambientales.
  • Invertir en empresas que intentan dar solución a problemas medioambientales o sociales.
  • No invertir en empresas que comercializan productos u ofrecen servicios poco sostenibles, tal es el caso de las tabacaleras o las empresas que producen armamento.

Cuál es su evolución y crecimiento

Tradicionalmente, la demanda de inversiones socialmente responsables y sostenibles ha venido de instituciones, universidades y otros organismos públicos, grandes fondos de pensiones y ciertas empresas privadas. Sin embargo, cada vez son más los inversores particulares que, impulsados por su conciencia social, deciden invertir en activos que cumplan con una serie de requisitos, utilizándolos como una manera de expresar su compromiso y sensibilización de ciertas causas sociales o medioambientales.

Que se trate de inversiones socialmente responsables no significa que sean poco rentables. De hecho, con este tipo de inversiones se obtiene una rentabilidad muy similar a la que se obtendría con inversiones tradicionales, de forma que se obtendría una buena tasa de inversión. Además, se ha de tener en cuenta que el compromiso social y medioambiental beneficia la reputación de las empresas y, por tanto, la estabilidad de las mismas. Una empresa estable y con buena reputación es una empresa solvente en la que se puede invertir con muchos menos riesgos y con una mayor rentabilidad.

Así pues, invertir teniendo en cuenta ciertos factores medioambientales, sociales y de gobierno corporativo favorece conseguir una cartera de activos de inversión con una mayor eficiencia, es decir, las inversiones tendrían mayor rentabilidad a un riesgo menor al no invertir en compañías que pueden estar involucradas en, por ejemplo, algún problema relativo a la discriminación de ciertos colectivos sociales y que, sin duda, generaría pérdidas o menos beneficios.

Sin duda, la conciencia social y ecológica nos llevará a conseguir un mundo mejor que dejarle a las generaciones venideras y, para ello, no basta con reciclar o intentar consumir de forma responsable y sostenible, sino que es necesario aplicar esta filosofía a todas las facetas de nuestra vida, incluida nuestra actividad financiera y económica.

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