La fecha de lanzamiento de la idea de imponer un impuesto sobre las transacciones financieras con objetivo de estabilizar los tipos de cambio fue en 1972. Propuesta por el economista James Tobin. Esta propuesta no fue producto del azar. Un tiempo antes, Richard Nixon había dado orden de cesar la compraventa del oro por parte de la secretaría del Tesoro aboliendo así la convertibilidad del dólar en oro. Fue el fin al sistema de Bretton Woods.
Una excesiva liquidez es el origen de la especulación. Entendemos por especulación la esperanza de obtención de beneficio por medio de la compra de títulos, acciones o bienes a un precio vigente para su posterior reventa a un precio más alto. Sólo cuenta la evolución esperada del precio. Al especulador no le interesa el valor intrínseco de la acción o la capacidad de una empresa a rendir beneficios. Trata únicamente de intuir como evolucionaran al día siguiente los precios.
Partiendo de la base que la especulación está abierta a todo el mundo ya sea nacional o extranjero tanto para bancos, fondos de inversión, fondos de pensiones, compañías de seguro, multinacionales y demás; así como que la creciente globalización y las nuevas tecnologías de la comunicación e información (TIC) son los medios a través de los cuáles se especula, se entenderá, que el control o la imposición de un impuesto sobre estas transacciones es complicado. “Gracias a la rapidez de estas comunicaciones, los precios se alinean instantáneamente en el mundo entero, lo que permite tomar decisiones a corto o a largo a voluntad del participante. Por lo que serán necesarias medidas enérgicas para colocar una cuña entre los tipos de interés a corto plazo en los diferentes mercados nacionales” cita Tobin.
Como objetivos de la tasa Tobin se perfilan dos líneas de actuación: la fragmentación clara de autonomías y gobiernos lo que les permitirá una política clara adaptada a sus instituciones monetarias y sus objetivos específicos; una segunda línea es la reducción de la volatilidad excesiva de los tipos de cambio.
El impuesto reduciría la volatilidad de los tipos de interés ya que reduciría las ansias de los especuladores que buscan beneficios a corto favoreciendo a aquellos que hacen previsiones a largo.
La problemática de aplicación de este impuesto, está principalmente en la cantidad económica de ingresos fiscales que generaría este impuesto. ¿Cómo se recaudaría? ¿Cómo se repartiría? ¿Qué nivel de tasa impositiva, habría que establecer?