Los fondos de inversión son uno de los productos de inversión más populares entre los españoles. Son muchos los que, a través de un fondo de inversión, buscan conseguir dinero para asegurar su futuro generando cierta rentabilidad.
Este tipo de productos suelen resultar muy atractivos no solo por obtener una rentabilidad mayor que otros productos de ahorro o inversión, sino también por los beneficios fiscales con los que cuenta. Es por ello de gran importancia conocer a fondo la fiscalidad de los fondos de inversión.
Qué son los fondos de inversión
Un fondo de inversión es una Institución de Inversión Colectiva conformada por varios partícipes que pueden ser tanto particulares como personas jurídicas o empresas que invierten parte de su dinero en un activo en concreto —el vehículo de inversión es muy variado: desde acciones, hasta valores de renta fija, pasando por deuda pública o privada o materias primas, entre muchos otros— con el objetivo de obtener cierta rentabilidad económica.
Este tipo de productos de inversión suelen estar administrados por gestoras que pueden ser empresas independientes o pueden formar parte de entidades financieras tradicionales, tal es el caso de los fondos de inversión de grandes entidades bancarias.
No obstante, y aunque pueda resultar muy atractivo, solo se podrá invertir en un fondo de inversión aquellas personas que adquieran parte del fondo, es decir, comprando una participación. Esta participación se calcula dividiendo el patrimonio del fondo entre todas las participaciones que lo conforman. Después, el dinero de esa participación que ha adquirido el inversor es invertido por la gestora del fondo en diferentes activos financieros que tendrán distintas rentabilidades a más o menos riesgo.
Cómo tributan los fondos de inversión
Como ya hemos adelantado, los fondos de inversión son buenos productos financieros para ganar dinero porque, entre otras ventajas, cuentan con ciertas ventajas fiscales, lo que resulta muy útil siempre que se conozca la aplicación del derecho tributario de los fondos de inversión. Así pues, no se tendrá que tributar por las participaciones de un fondo de inversión hasta que el inversor no se las reembolse. A esto se le denomina como fiscalidad diferida.
Cuando se retiren las participaciones del fondo de inversión, su titular deberá tributar por ellas en su Declaración de la Renta, acreditando el beneficio o la pérdida patrimonial experimentada. Este rendimiento se adherirá a la base imponible del ahorro en la declaración de IRPF. Dependiendo de la ganancia obtenida, el inversor deberá tributar más o menos por su participación en el fondo de inversión.
- Tributación del 19 %: ganancias de menos de 6000 euros.
- Tributación del 21 %: ganancias de entre 6000 y 50 000 euros.
- Tributación del 23 %: ganancias que exceden los 50 000 euros.
Estos tipos impositivos son de aplicación a toda España, excepto para el País Vasco y Navarra, en donde los inversores deberán tributar a partir del 20 % y hasta un 25 %.
Esto solo se aplica a las ganancias, ya que, en caso de pérdida patrimonial con el fondo de inversión, el titular podrá compensar las pérdidas del fondo con las ganancias que obtenga del mismo, de otro o de otros activos financieros durante los 4 años siguientes.
Además de todo lo anterior, la normativa tributaria permite deducir en la declaración del Impuesto sobre la Renta de Personas Físicas, los gastos de administración y depósito que la entidad gestora del fondo hubiera cobrado al titular de la participación tras la compra de la misma.
Sin duda, los fondos de inversión son unos muy populares productos para generar ganancias a los que, sin embargo, no todo el mundo puede acceder —tengamos en cuenta el precio de la participación, no al alcance de cualquiera—. En todo caso, tienen jugosos beneficios fiscales que los hace muy atractivos para los inversores españoles.